En un mundo descorazonado



¿Cómo tomar sanas y buenas decisiones?. Durante todo el mes de marzo, el Papa Francisco, nos invita a formarnos en el discernimiento espiritual, tanto en el plano personal como comunitario. Es una herramienta fundamental para aprender a elegir y tomar buenas decisiones. San Ignacio de Loyola concibe el crecimiento espiritual como una lucha en nuestro mundo interior donde se enfrentan fuerzas o dinámicas contrarias: las voces del egoísmo, alimentadas muchas veces por la cultura individualista y hedonista, y la Voz que nos impulsa a elegir la vida y a realizar el mayor bien posible.  Estas dinámicas no son tan fáciles de distinguir. Se esconden, a veces, debajo de un lenguaje «correcto», se ocultan detrás de pensamientos «justos», o se disfrazan de «anhelos» de libertad y justicia. No es posible librarnos de estos engaños sin la ayuda de Dios. El primer punto para aprender a discernir es sentir para conocer lo que sucede en nuestro mundo interior. El segundo punto es tener presente que el discernimiento no es un ejercicio o «juego mental» sino una práctica afectiva. Es decir, debemos atender a las mociones (pensamientos y sentimientos) que fluyen en nosotros y nos mueven a elegir y tomar decisiones. El discernimiento espiritual no es una práctica que solamente realizan las personas «consagradas» o de alguna «élite espiritual» sino cualquier hombre o mujer que haya superado la etapa infantil del capricho, la impulsividad o la «pura instintividad» y desee tomar decisiones importantes y maduras en su vida. Y tú, ¿De qué manera tomas las decisiones importantes? 
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