Compasión



Día 11

Con Jesús por la mañana. “Él se compadeció, extendió la mano, lo tocó y le dijo: Lo quiero, queda sano” (Mc 1, 41). Deténte a contemplar la escena del Evangelio, cuatro movimientos de Jesús que se inician en la compasión y culminan con el alivio del que sufre. Tú también estás llamado a unirte a una misión de compasión por el mundo al estilo de Jesús. Él cuenta con tu disponibilidad apostólica al servicio de tus hermanos. ¿Qué ayudas concretas ofreces a los que menos tienen? Concreta un propósito y cúmplelo. Ofrece tu día por la intención del mes.

Con Jesús por la tarde. Sanar los enojos. “Hacer silencio interior y exterior, responder bien al que me hizo mal, aceptar ser humillado y vivir la humildad, estar vigilantes, discernir los pensamientos y buscar ayuda de la comunidad” (Germán Guidi sj). La ira o cólera es una fuerza que nos impulsa a luchar contra la injusticia, sin embargo cuando está centrada en luchar por conseguir el propio interés ante una privación, se vuelve agresión contra quien nos priva de disfrutar. Tolera con paciencia los desprecios y la humillación, es la mejor terapia para los enojos. ¡Cultiva la humildad!

Con Jesús por la noche. Cuidar los dones. Recógete. Toma consciencia de tu día y agradece los encuentros, las compañías, las palabras que te han hecho bien. Mira lo vivido y descubre en qué momento te has sentido libre en tus acciones y en armonía con tus hermanos. ¿Cómo podrías conservar y cultivar esas actitudes en adelante? Pídele a Dios su punto de vista y apunta un compromiso para cuidar la libertad en tus actitudes.

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