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Mostrando entradas de marzo 15, 2015

Voluntad Enamorada

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El seguimiento a Jesús no puede darse desde la obligación  o el miedo. El verdadero seguimiento comienza en el corazón, en el deseo profundo de configurar la propia vida con la vida de Jesús. Y en este sentido vemos porqué muchos se embarcan en seguirlo con grandes manifestaciones de renuncia e incluso de heroísmo, pero a mitad de marcha sucumben y caen. Seguir a Jesús  es un acto de la voluntad enamorada. Una voluntad que encuentra “su motor secreto” en el amor… P. Javier Rojas, sj
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Mis mejores amigos son aquellos que permanecen a mi lado cuando me equivoco. Son los que se sientan  cerca de mí y me abrazan bien fuerte cuando estoy triste. Los que no me dan largos discursos sobre “cómo deben hacerse las cosas” y respetan mi derecho a equivocarme para aprender. Mis mejores amigos me recuerdan lo que valgo cuando siento que no hay suelo bajo mis pies ni luna en mi noche oscura. Son los que brindan de alegría cuando me siento feliz  y cuando río con ganas. Los que me incitan a luchar por mis sueños aunque el mundo se empeñe en derribarlos. Los que acompasan su andar para que vayamos codo con codo. Con ellos puedo permanecer tranquilamente en silencio contemplando la vida. O hablar durante horas saboreando los variados temas sin nunca aburrirnos. Mis amigos son como ángeles discretos que siempre están a mi lado aunque en ocasiones no pueda verlos. Mis amigos no son muchos, pero son tan importantes que hasta daría mi vida por ellos @Ale Vallina
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En cada gesto de la reconciliación hay una nueva creación. El hombre vuelve a resurgir a la vida. Cuando nosotros somos capaces de poner nuestras miserias en el corazón de Dios, Él rehace la obra de sus manos. Esta es la fiesta de la Misericordia, en la que los hijos de Dios, ponemos nuestras miserias en el corazón de Dios… Ya no cargues sobre ti, faltas, culpas, resentimientos y frustraciones. Deja que las palabras de Dios “Tu eres mi hijo amado” recorran todo tu ser. Recorra toda tu historia. Déjate reconciliar con Él y por Él. P. Javier Rojas, sj
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Dios estableció un convenio con nosotros.  La palabra ‘convenio’ significa que dos partes se reúnen y acuerdan algo en común. Dios quiere llegar a un acuerdo con nosotros.  En muchas de las historias bíblicas vemos aparecer a Dios como un Dios que nos defiende de nuestros enemigos, nos protege del peligro, nos guía hacia la libertad. Dios es Dios para nosotros. Con la venida de Jesús, se nos revela una nueva dimensión del convenio. En Jesús Dios nace, crece hasta la madurez, vive, sufre y muere, igual que nosotros. Dios es  Dios con nosotros. Por último, cuando Jesús nos abandona, nos promete el Espíritu Santo. En el Espíritu Santo Dios revela toda la profundidad del convenio. Dios quiere estar tan cerca de nosotros como nuestro propio aliento. Dios quiere respirar en nosotros, de modo que todo cuanto decimos, pensamos y hacemos esté completamente inspirado por El. Dios es Dios en nosotros.  Es así como el convenio de Dios  revela lo mucho que nos ama HENRI NOUWEN

La cuaresma de los gordos...

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Señor de la Plenitud, Ayúdame a preparar mi corazón repleto de accesorios que la cultura del consumo en la que vivo me ofrece. De la gordura de afectos desordenados, líbrame Jesús De la gordura de imágenes sensitivas, líbrame Jesús De la gordura de actividades sin sentido, líbrame Jesús De la gordura de quejas incesantes, líbrame Jesús De la gordura de prejuicios malsanos, líbrame Jesús De la gordura de tristezas pegajosas, líbrame Jesús De la gordura de caras de trasero, líbrame Jesús De la gordura de insensateces, líbrame Jesús De la gordura de placeres pasajeros, líbrame Jesús De la gordura de mal humor y mal genio, líbrame Jesús De la gordura de egoísmo autocentrado, líbrame Jesús De la gordura de reclamos y reproches, líbrame Jesús De la gordura de críticas destructivas y condenas, líbrame Jesús De la gordura de resentimientos históricos, líbrame Jesús De la gordura de gastar dinero porque sí, líbrame Jesús De la gordura de dobles discursos, líbrame Jesús De la gordura de la
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Una noche, estando el Amante y el Discípulo sentados a la luz de una vela, vino una polilla y se puso a revolotear en torno a la llama pareciendo como si ella quisiera calentarse. Viendo esto dijo el Discípulo: Señor, esa polilla es como un amante que gusta calentarse junto al amor de su amado. No, hijo mío -dijo el Amante. Ella es como un indigno buscador que, viendo el amor del Amado, no se le aproxima por temor de perder todo cuando posee al calor de su amor. Se alejó la polilla volando y, al poco tiempo, se acercó otra y tan cerca estuvo de la llama que sus alas se chamuscaron y perdieron sus bellos colores, con lo que también ésta se alejó volando hacia la oscuridad. Entonces dijo el Discípulo: Señor, esta polilla sí es como un verdadero Amante del Amado porque, como has visto, ella ha dejado que se chamuscaran sus alas y ha perdido todos sus bellos colores por causa del gran amor que la atraía a la llama. No hay tal amor -dijo el Amante-. Esa polilla es como un Amante cobarde
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Más de lo que podemos soñar y desear, más de lo que podemos anhelar y esperar, nos amas Tú. Más de lo que nadie nos ha amado y amará, más de lo que somos capaces de amar, nos amas Tú. Nuestra vida, desde el vientre materno, es una historia de amor que penetra y fecunda todos los rincones de nuestro ser haciéndonos vivir, crecer y madurar a ritmo de más humanidad. Y, día a día, el manantial de tu amor se desborda y riega nuestro espíritu, nuestros sueños y proyectos, nuestros sentidos y tiempo, manteniéndonos lúcidos en la travesía del desierto. La creación entera siente tu amor y, a veces, gime y, otras, canta agradecida porque en sus dolores de parto se siente acompañada y realizada, con luz en su horizonte y esperanza renovada en tus brazos. Las cruces que encontramos en el camino, a lo largo de las estaciones y años, nos ofrecen luz y vida, nos liberan de cárceles y condenas, de desengaños y tinieblas, porque Tú estás en ellas. Tanto nos amas Tú que, a pesar de las noches y oasis,
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Muchas personas han abandonado la fe porque nunca han experimentado el amor de Dios. No se han sentido salvadas e indagan por otros caminos. Es el gran reto que tenemos como comunidad cristiana, ayudar a las personas a encontrarse con el amor de Dios, con la salvación que nos ofrece. Encuentro que es acogida. Oferta que reclama apertura. Hay gente que deja la comunidad convencida de que ha dejado de creer, cuando en realidad solo ha cambiado de ideología. Esto se aprecia en l os jóvenes. Se abren a conocimientos nuevos, a explicaciones de la realidad que les resultan novedosas, y se les cae el entramado cuasi-mítico que se habían formado en el ámbito religioso. Está bien que sigámonos empeñándonos en el diálogo fe-cultura, ciencia-religión,… pero nuestro gran hándicap sigue siendo la educación creyente del corazón, para que puedan reconocer el amor que Dios nos tiene y la salvación que nos ofrece ya para esta vida. Fundamentados en el amor de Dios, nuestra vida está llamada a ser una