Los que han descendido al misterio profundo de sus corazones y han hallado el hogar íntimo donde encuentran a su Señor, llegan al misterioso descubrimiento de que la solidaridad es la otra cara de la moneda de la intimidad. Se hacen conscientes de que la intimidad del hogar de Dios incluye a todos. Empiezan a ver que el hogar que han encontrado en su ser más íntimo es tan amplio que en él cabe toda la humanidad.
Henri NOUWEN

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