Había una vez, un pequeño niño al que desde temprana edad le había tocado pasar por situaciones terribles, en realidad este niño no sabia lo que era la felicidad y creía que jamás la encontraría.
Una tarde, en horario de clases, su maestra pregunto: - ¿Quiero que piensen bien...si no fuesen quienes son, que les gustaría ser?-
Algunos niños se apresuraron a responder: - Yo quisiera ser pájaro, para volar muy, muy alto.
- A mi me gustaría ser caballo, para poder trotar velozmente por los campos.
La maestra se dio cuenta de que el niño estaba abstraído en sus propios pensamientos y suavemente, acariciando su cabeza pregunto: -A vos, ¿que te gustaría ser si no fueses quien sos?.
El pequeño, con lagrimas en los ojos respondió: - A mi me gustaría ser Árbol.
La maestra lo miro asombrada y no dudo en preguntar por qué?.
Los arboles están muy quietos, siempre en el mismo lugar, nada los perturba, nadie los molesta, están muy solos se ven grandes, majestuosos y a la vez tristes.
Se podía interpretar claramente que así el niño veía su futuro, su vida...desolada, sola, triste.
La maestra no dudo en secar sus lágrimas, arrodillarse en el piso, tomar su pequeña carita entre sus manos y responder:
- Los arboles soportan tormentas terribles, el viento los azota, pierden todas sus hojas pero cada primavera florecen nuevamente, se llenan de pequeños brotes que pronto serán verdes hojas, en sus ramas albergan hermosos nidos con sus pájaros y bellos cantos, tienen fuertes raíces que los sujetan a la tierra, dan sombra a los caminantes y refugio en las tormentas.
Desde aquel día, el niño comprendió que la vida pudo poner muchos obstáculos en su camino, pero el seria como el árbol... soportaría de pie las mas fuertes tormentas, perdería muchas veces tratando de ganar otras cosas, se quedaría solo por momentos, pero siempre y a pesar de todo volvería a renacer... gracias a la profundidad y convicción en sus ideales y valores, como las raíces del árbol, profundas y fuertes, recuperaría las esperanzas, seria cobijo para muchos y quizás, algún día albergaría a sus propios pichones.

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